miércoles, 21 de junio de 2023

¡Qué escándalo! He descubierto que aquí se juega.

 Aclaración tal vez necesaria para menores de 30 o 40 años:

Casablanca es una película de 1942 protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. Durante la Segunda Guerra Mundial, Casablanca (Marruecos) está bajo la administración de la llamada Francia Libre o Régimen de Vichy, un régimen títere de la Alemania Nazi. En esa ciudad se reúnen franceses, alemanes nazis y todo tipo de maleantes. También refugiados que huyen de los nazis. En un momento, el capitán Louis Renault, (interpretado por Claude Reins), corrupto responsable policial  de Casablanca, bajo instrucciones de los alemanes, debe clausurar el garito regentado por Rick (Humprey Bogart). Lo hace soltando esa frase:

-¡Qué escándalo, qué escándalo! He descubierto que aquí se juega.

Inmediatamente, un empleado del garito le da sus ganancias del juego.

Aquí la escena.



Parece que media España está, al modo de Louis Renault, descubriendo que aquí se hinchan las notas, algo que todos sabemos que ocurre desde hace, por lo menos, cuarenta años. Estos días ha sido noticia recurrente en la prensa con motivo de las pruebas de selectividad. Incluso ha provocado la intervención del defensor del pueblo de Navarra.

Mi experiencia con la selectividad cubre desde el año 2002 hasta el 2018, pero mi experiencia docente comienza en 1979. Todos los años recibí mucha o muchísima presión para subir las notas respecto a las que yo consideraba adecuadas. Esa presión se sufre en las evaluaciones finales.

La primera presión que no pude resistir ocurrió en junio de 1981, en Monforte de Lemos. Se trataba de primero de FP1 de la rama de automoción. Había solo cuatro alumnos. Si yo les ponía las notas que creía que se merecían, el año siguiente no habría grupo de segundo de FP1, con la consiguiente pérdida de horas de docencia y, por tanto, de profesorado. Si me resistía al cambio, al menos dos profesores iban a perder su trabajo. Con 24 años, no me quedó otra que ceder. Dejo a la inteligencia del lector el preguntarse por qué había solo cuatro alumnos, por qué suspendían todos, qué me dijo el profesor que el siguiente año se los encontró en segundo y si realmente esos dos profesores perderían su trabajo o bien, sencillamente, trabajarían en otro sitio, digamos Lugo, Ourense o Chantada.

Pues bien, cosas así suceden siempre en todas partes. La única diferencia es que en algunos sitios sucede más que en otros y que unos profesores se resisten más que otros. Algunos no solo no se resisten sino que son entusiastas seguidores de la hinchazón y ejercen la presión sobre los demás.

Ahora, la prensa ha publicado un estudio elaborado por el Observatorio del Sistema Universitario, centrado en el bachillerato y selectividad que pone en evidencia lo que está ocurriendo. Veamos los gráficos crudos:


Este gráfico muestra como el porcentaje de sobresalientes en el bachillerato es mayor en la enseñanza privada no concertada (27,4%) que en la privada concertada (23,9%) y en esta que en la pública (17,9%). Conclusión provisional: la enseñanza privada no concertada "es mejor" que la concertada y esta que la pública. Pero resulta que en la prueba obtienen sobresaliente el 8,1 % de los alumnos de privada no concertada (una pérdida de 19,3 puntos), frente a un 5,4 % de los alumnos de la privada concertada (pérdida de 18,5 puntos) y a un 5,3 % de los alumnos de la pública (pérdida de 12,6 puntos). Así que había un notablemente mayor porcentaje de alumnos de la pública que se merecían ese sobresaliente en el bachillerato, mientras que en las privadas, la hinchazón era más evidente.




En este otro gráfico se ve cómo el porcentaje de sobresalientes que es de un 20,5% en el bachillerato, se queda en un 5,9 % en la prueba de selectividad. Es decir, las notas de selectividad se desploman respecto a las del bachillerato. Conclusión provisional: todos los centros hinchan las notas. Pero, dice el Observatorio:

"Poniendo la lupa en Cataluña, los estudiantes de centros concertados sacan casi el triple de sobresalientes en bachillerato que los de los institutos públicos, mientras las notas de bachillerato que más se asemejan a las de las PAU son las de los estudiantes de los centros públicos."

Lo que se dice a este respecto para Cataluña es similar para las demás comunidades. Brevemente: En los centros privados no concertados se hinchan más las notas que en los centros privados concertados y en estos más que en los públicos. Pero en todos se hinchan.  En los públicos también. Dentro de los públicos, en unos más que en otros. Y dentro de cada centro en particular, en unas asignaturas más que en otras, o bien, unos profesores más que otros. Y esto lo conocen las administraciones educativas desde siempre. 

¡Qué escándalo! He descubierto que las notas se hinchan. Esto es lo que dirán todos los consejeros, inspectores y directores generales de todas las autonomías. Podrían haberlo corregido si hubieran estudiado con calma los datos que ellos mismos producen y que, antes de la ley de protección de datos, publicaban para conocimiento del profesorado y del público en general.

Durante años, todos los profesores interesados podían conocer las estadísticas de resultados de bachillerato y selectividad de todos los centros de la comunidad autónoma. Se podía conocer con precisión quirúrgica, dónde y quién hinchaba más o menos. 

Evidentemente no tengo el dato de si alguna vez algún inspector intervino para intentar corregir esta situación, pero sí sé que nadie me contó nunca que se haya dado este caso. Y la enseñanza es una mesa camilla. El profesor que hubiera sufrido una inspección lo hubiera contado. De todos modos, dejemos margen para la duda. Lo que sí sé es que los casos en que los inspectores han intervenido en Galicia, casi siempre están relacionados con quejas por las notas bajas en alguna materia.

Cierto es que se han dado intervenciones relacionadas con otros asuntos: quejas del profesorado por dotaciones del centro, algún caso de disturbios, algún enfrentamiento entre profesores, pero la mayoría y los casos más sonados  han sido quejas de padres y alumnos contra algún profesor que no les ponía las notas que creían merecer. Algún caso he contado en este blog.

Mi propia experiencia: fui entrevistado personalmente por un inspector en tres ocasiones. Una para puntuar mi trabajo de cara a un concurso para obtener una licencia por estudios, otra para presionarme para que aceptara el nombramiento de director y una tercera después de una denuncia de un alumno al que había suspendido.

¿Por qué hinchan las notas los centros? Para tener mejor fama. La nota es, ha sido y, a este paso, será el único criterio tenido en cuenta por la mayoría de responsables políticos y de población en general como indicador de la calidad de la enseñanza. Los centros fomentan este error. Unos más que otros.

Lo centros privados no concertados buscan su alumnado entre las clases más favorecidas que pueden pagar elevadas cuotas. Tienen que ofrecer resultados excelentes a sus clientes, esto es, elevadas calificaciones. Los centros privados concertados incumplen impunemente la ley poniendo cuotas ilegales por actividades complementarias o por alguna otra triquiñuela. Así seleccionan su alumnado y lo premian con las notas. Algunos centros públicos tratan de seguir esa vía con la aquiescencia de la administración. A la cola quedan los institutos y colegios situados en barrios humildes en los que la cuota extra por un polinomio nuevecito no colaría.

El informe PISA lleva demostrando desde 2003 que la principal desigualdad en el sistema educativo es la procedencia económico-social del alumnado. La hinchazón de las notas no es más que un detalle que consolida esta desigualdad y que, por tanto, se ha terminado de cargar el llamado ascensor social en España.