jueves, 30 de enero de 2020

Pin parental

Con esta denominación, pin parental, se conoce la propuesta del partido Vox de introducir obligatoriamente un permiso previo de los padres o tutores legales para que los alumnos puedan participar en las actividades escolares de contenido "de género". La denominación es del propio partido Vox. Por contenido "de género" se entiende la educación sexual y las actividades que traten de trabajar el conocimiento y respeto a las distintas identidades y las que combatan los estereotipos y la violencia contra las mujeres.
Este permiso previo ya existe en la región de Murcia y es objeto de debate en la de Madrid, es decir,  allí donde los votos de Vox son imprescindibles para sostener los gobiernos del PP y Ciudadanos.
La cuestión ofrece varios aspectos. Procuraré ser lo más ordenado que pueda.

En primer lugar, existen en España tres tipos de centros educativos de enseñanza básica (Primaria y Secundaria Obligatoria): los públicos, los privados concertados y los privados sin concierto. Para abreviar, diremos: públicos, concertados y privados. Cada uno de esos centros define sus propios objetivos, principios y valores de acuerdo con la legalidad vigente. Los padres y tutores tienen derecho a conocerlos antes de matricular a sus hijos. Una vez matriculados, los padres tienen diferente capacidad para influir en la definición de objetivos, principios y valores. 
De acuerdo con la Ley Orgánica de Educación (LOE, 2006), modificada por la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad de la Educación, (LOMCE, 2013), las administraciones educativas garantizarán la participación de la comunidad educativa ─alumnado, profesorado, familias y personal de administración y servicios─ en los centros sostenidos por fondos públicos, es decir, en los públicos y en los concertados, no así en los privados. La ley ordena, también, la constitución del consejo escolar como órgano concreto de participación de los padres y del resto de la comunidad educativa. (Artículos 118 y 119).

En el caso, solamente, de los centros públicos, se define la constitución y las competencias del consejo escolar. (Artículos 126 y 127). Dentro de estas competencias, está: 

a) Evaluar los proyectos y las normas a los que se refiere el capítulo II del título V de la presente Ley orgánica.
b) Evaluar la Programación General Anual del centro, sin perjuicio de las competencias del claustro del profesorado, en relación con la planificación y organización docente.

Dentro de los proyectos del apartado a y de la PGA del b, se encuentran aquellos valores, principios y objetivos antes mencionados y, también, la programación de actividades extraescolares y complementarias. De hecho, el Proyecto Educativo de Centro, PEC, es el documento clave de cada centro educativo. Una especie de constitución. 

En los centros públicos debe ser elaborado por la dirección, con ciertos aspectos aportados y aprobados por el profesorado y conocido y evaluado por el consejo escolar antes de su publicación.

El Proyecto Educativo de los centros privados concertados, que en todo caso deberá hacerse público, será dispuesto por su respectivo titular e incorporará el carácter propio al que se refiere el artículo 115 de esta Ley. No se contempla la evaluación por el consejo escolar, aunque puede hacerse por analogía.

En los centros privados no concertados, debe  haber un PEC; cada centro tiene derecho a definir su carácter propio y tanto el PEC como el carácter propio deben ser conocidos por la comunidad.

En resumen, la participación de los padres ─y madres─ es mayor y está más garantizada en los centros públicos que en los concertados, y en estos que en los privados.

La ley actual es la ley del PP, la LOMCE. Esta ley modificó la ley anterior del PSOE, la LOE. No la derogó. En su redacción original, la LOE daba aún mayor capacidad de influencia a los padres en la definición de PEC y de las actividades complementarias y extraescolares en los centros públicos. Los artículos 126 y 127 antes citados decían: Aprobar y evaluar, no solo evaluar, como ahora.

Es decir, si en realidad los miembros de Vox quisieran garantizar la participación de los padres y madres (ellos mismos) en la educación de sus hijos, podrían hacer dos cosas: llevar a sus hijos a centros públicos y apoyar la derogación de la LOMCE y la vuelta a la LOE. Pero me temo que la coherencia no está de moda actualmente.

Una rápida búsqueda en Internet permite averiguar ─siempre con cierta reserva, pues pudiera tratarse de información falseada, pero resulta verosímil─ que, por ejemplo, Abascal asistió al colegio privado de Nuestra Señora de Orduña, religioso josefino, que declara que su carácter propio es la transmisión de los valores cristianos: Con el objetivo de favorecer la maduración cristiana y humana, el Colegio Nuestra Señora de la Antigua – Aintzinako Andra Maria ofrece un camino formativo que favorezca la autenticidad de vida y fomente la solidaridad, la generosidad y el encuentro personal con Jesús.
Rocío Monasterio dice haber asistido al colegio Aldeafuente, del Opus Dei, que declara que todas las actividades que se realizan se desarrollan de acuerdo con los principios de la doctrina católica. Y ya sabemos como se las gasta la iglesia católica en cuestiones de sexo y de identidad sexual. Y tienen todo el derecho del mundo a asistir y a llevar a sus hijos a esos colegios. 

Buena parte de los colegios privados y de los concertados en España son religiosos. Católicos, para más señas. En esos colegios se transmite la doctrina católica. Esto es, se adoctrina. Pero supongo que eso es considerado por los miembros de Vox y, tal vez, del PP como el adoctrinamiento correcto: se adoctrina como Dios manda. Desde luego nada de ideología "de género". El adoctrinamiento es, a veces, sutil. Una prima mía trabajó durante toda su vida profesional en un colegio religioso de Vigo. Cuenta cómo todo el profesorado laico del centro sabía que era mejor asistir a las misas que en horario escolar se celebraban en el colegio. Puede que no se conmemorase el día contra la violencia machista o el día de la mujer, pero se celebraba el día de llevar flores a María.

En segundo lugar, insisto en que la ley actual es la LOMCE, del PP. Esto es, no es una ley de la banda comunista-separatista-terrorista que nos gobierna. Tampoco es la ley de Zapatero ─que, siguiendo a Aznar, Mayor Oreja, Acebes y otros preclaros y sutiles ideólogos, es ETA─. Y esta ley del PP establece como uno de los principios de la educación:

l) El desarrollo, en la escuela, de los valores que fomenten la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, así como la prevención de la violencia de género. (Art. 1)

Y como objetivos de la Educación Primaria los siguientes:

d) Conocer, comprender y respetar las diferentes culturas y las diferencias entre las personas, la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres y la no discriminación de personas con discapacidad.


k) Valorar la higiene y la salud, aceptar el propio cuerpo y el de los otros, respetar las diferencias y utilizar la educación física y el deporte como medios para favorecer el desarrollo personal y social. (Art. 17)

Y, en el colmo, como objetivos de la ESO:

c) Valorar y respetar la diferencia de sexos y la igualdad de derechos y oportunidades entre ellos. Rechazar los estereotipos que supongan discriminación entre hombres y mujeres.
k) Conocer y aceptar el funcionamiento del propio cuerpo y el de los otros, respetar las diferencias, afianzar los hábitos de cuidado y salud corporales e incorporar la educación física y la práctica del deporte para favorecer el desarrollo personal y social. Conocer y valorar la dimensión humana de la sexualidad en toda su diversidad. Valorar críticamente los hábitos sociales relacionados con la salud, el consumo, el cuidado de los seres vivos y el medio ambiente, contribuyendo a su conservación y mejora.(Art. 23)

Que prácticamente clava lo que la derecha cavernícola llama ideología de género. O sea, la educación sexual, el respeto a la diversidad, la lucha contra la violencia machista y contra los estereotipos de género y a favor de la igualdad no es una locura de profesores enajenados, es una obligación legal. Establecida nada menos que por una ley orgánica. Hacer lo contrario sería motivo de denuncia. 

Lo que llama poderosamente la atención es qué pinta el PP incumpliendo o yendo en contra de su propia ley.

Habrá que aclarar, quizá en otro momento, la diferencia entre actividades complementarias y extraescolares. Esta diferencia no está muy consolidada ni, siempre, respetada, por eso sería largo de explicar. Pero puedo adelantar que, en general, las actividades extraescolares, las más variadas y potencialmente polémicas, son voluntarias para los alumnos. El padre que no desee que su hijo asista no tiene que dar ninguna explicación ni veto. Sencillamente el alumno no va a esa actividad.

Y en tercer lugar, cabe preguntarse qué es lo que pasa para que tamaña tontería encuentre eco entre gran parte de la población. Esto es para mí el auténtico motivo de preocupación. Creo que se trata de una prueba más del distanciamiento y desconfianza generalizada de las familias para con los profesores. Muchos padres creen que a los profesores hay que atarlos en corto, marcarlos de cerca. Son prácticamente el enemigo. Cualquier medida que, explícita o implícitamente, considere al profesorado culpable de algo, será bien recibida. Y eso puede tener interés electoralista. Por ahí va Vox, creo.
En realidad hay otro grupo de padres, minoritario, cuya actitud es algo diferente. Son aquellos que creen que el profesor es parte del servicio: está el mayordomo, el ama de llaves, el jardinero, la cocinera, el maestro, la doncella y el mozo de cuadra. Puede que en ese orden. Y el servicio hace lo que ellos dicen, claro.

Volvemos a uno de los asuntos que he tratado otras veces. ¿Qué ha pasado para llegar a esta situación de desconfianza? La sobreprotección de los hijos, la labor de algunos políticos, la politización de la vida social... Ahora expondré otra causa políticamente incorrecta que tiene alguna influencia. Causa de la que somos culpables los profesores. Bueno, algunos profesores. Pondré dos ejemplos.

Al final de la década de los noventa, al crearse la ESO, los alumnos de 12 y 13 años que antes cursaban 7º y 8º de EGB pasaron a cursar 1º y 2º de ESO. En un primer momento, esos alumnos permanecieron en los colegios de Primaria provisionalmente, dando tiempo a acomodar instalaciones y plantillas a la nueva situación. Pero, finalmente, esos cursos debieron trasladarse a los institutos. Muchos padres vivieron ese traslado de forma traumática, pues temían por sus tiernos hijos mezclados con los adolescentes de 14 a 18 años y colmillo retorcido. Cierto padre, en cierto instituto, se atrevió a preguntar al director de entonces ─Anacleto, ¡cómo no!─ cómo actuaría el centro en caso de sorprender a algún alumno consumiendo porros. La respuesta es antológica:
─ Este é un instituto que ten a gala non ser represivo. (Doy por hecho que no necesita traducción).
¿Qué pensarían los padres si en ese instituto se celebrara una charla sobre consumo de drogas?

Más recientemente, en la década de los diez, se debatió en el mismo instituto sobre la posibilidad de desarrollar actividades de tratamiento de la diversidad sexual y de género y de prevención de la violencia machista. Se propuso como docente una profesora. No hay nada que objetar a la iniciativa. De hecho, se limita a desarrollar el mandato del artículo 23 de la LOMCE arriba citado. En cuanto a su concreción, fuera como asignatura optativa o como actividad extraescolar, su diseño debía ser conocido y evaluado por el consejo escolar. En la práctica esto significa que debería ser sometido a votación y, de no ser aprobado, sufriría los cambios oportunos. El problema era la profesora propuesta ─se propuso ella misma─. El perfil de, digamos, Anabel, era el de una persona permanentemente airada y que siempre hablaba a gritos. Incapaz de escribir una frase con sentido y sin faltas de ortografía. Difícilmente hubiera aprobado Lengua de 3º de ESO, pero, sin embargo, era maestra titulada. Su acritud vital, en mi opinión, era una forma de tapar su incompetencia. Por otro lado, no tenía la amabilidad, sensibilidad y empatía caracerísticas de otros docentes. Estas son cualidades imprescindibles para tratar de estos asuntos delicados con niños en vías de formación. Por otra parte, carecía también de cualquier capacitación o preparación específica para la tarea. Su único mérito era ser feminista. Recuerdo haber sido la única persona que se opuso a que esta Anabel fuera la encargada de estas actividades. Tal vez por haber querido ser discreto y no hacer daño, mi postura no fue seguida por nadie más.

Cierto que la mayoría del profesorado realiza su trabajo satisfactoriamente y no merece esa desconfianza, pero bastan unos pocos casos como estos convenientemente amplificados para realimentarla y reforzarla. Especialmente en estos tiempos de grupos de whatsapp ansiosos de carnaza.
Olvidémonos del pin-Vox que, en mi opinión, solo pretende sembrar discordia y sacar beneficio electoral de las aguas revueltas, y veamos otro aspecto diferente, pero relevante, del asunto. Recientemente el filósofo y pedagogo Gregorio Luri, en una entrevista en El País da lo que yo creo que es una de las claves. 

Su tesis es que la autonomía personal de pensamiento exige como condición previa una buena formación básica, lo cual es algo muy parecido al lema de Epícteto que preside este blog. En sus propias palabras:

Con respecto al pensamiento crítico, hay un ejercicio de cinismo extraordinario. Si queremos fomentarlo de verdad, garanticemos que todos nuestros alumnos salen de la ESO sabiendo leer y escribir. Y si no, estamos diciendo tonterías. Uno de cada cuatro alumnos termina su escolaridad sin poder entender un texto mínimamente complejo. Si resulta que, como dice el último estudio de PISA, nueve de cada diez alumnos son incapaces de distinguir un hecho de una opinión, ¿de qué estamos hablando aquí al referirnos al pensamiento crítico? Una escuela democrática tiene que asumir unos valores liberales en su seno, y saber que dentro de la escuela han de convivir ideologías que son igualmente legítimas. Hay una deriva en la que cada vez hay un menor peso del conocimiento y más de la ideología en las escuelas; ideología con la que a lo mejor estoy yo de acuerdo. Pero no me parece que la escuela pública tenga por misión fomentar mis creencias, sino la convivencia entre distintos valores

Y sentencia: nos sobran estridencias y nos falta serenidad al hablar de la escuela. 

Que en la escuela se defiendan y transmitan valores de igualdad y respeto, tratando de colaborar en la prevención de discriminaciones y violencia, ofrece poca discusión. Otra cosa es el tiempo y la forma en que se tratan estas cuestiones. En el caso de Galicia, el calendario escolar para este curso viene fijado por la Orden de 20 de junio de 2019 de la Consellería de Educación. Además de marcar las fechas de comienzo y fin de curso y las vacaciones, se indican las conmemoraciones que se deben llevar a cabo. Estas son:


1. 20 de noviembre de 2019: Día Universal de la Infancia.

2. 25 de noviembre de 2019: Día Internacional contra la Violencia de Género. 
3. Del 2 al 9 de diciembre de 2019: conmemoración de la Constitución y del Estatuto de autonomía de Galicia. 
4. 3 de diciembre de 2019: Día Internacional de las Personas con Discapacidad. 
5. 10 de diciembre de 2019: Día de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. 
6. 30 de enero de 2020: Día Escolar de la no Violencia y de la Paz. 
7. 8 de marzo de 2020: Día Internacional de la Mujer. 
8. 15 de marzo de 2020: Día Mundial de los Derechos del Consumidor. 
9. Del 9 al 13 de marzo de 2020: Semana de la Prensa. Un día de esta semana se trabajará en el aula con periódicos.
10. 7 de abril de 2020: Día Mundial de la Salud.
11. Entre el 20 y el 24 de abril de 2020: Semana del Libro.
12. 2 de mayo de 2020: Día Internacional contra el Acoso Escolar. 
13. 9 de mayo de 2020: Día de Europa. 
14. Del 11 al 15 de mayo de 2020: Semana de las Letras Gallegas. 
15. 5 de junio de 2020: Día Mundial del Medio Ambiente. 

Además, dice, se realizarán actividades para favorecer la integración, visibilidad, no discriminación e igualdad de trato de gais, lesbianas, transexuales, bisexuales e intersexuales en fechas próximas a la celebración internacional de los derechos de esos colectivos. ─Cualquiera diría que el PP de Galicia se encuentra al borde del feminazismo─.

Por último, aclara que de coincidir alguna de estas fechas en día no lectivo, se trasladará la conmemoración al lectivo más próximo.

Si analizamos una por una cada una de las conmemoraciones, veremos que resulta difícilmente criticable. El problema es la sobreabundancia. En una primera época, las conmemoraciones se resolvían con alguna charla en horario no lectivo más alguna actividad lectiva en alguna materia dentro de su programación. Se trataba de actividades que encajaban con los objetivos generales de la asignatura. Seleccionar un texto específico en Lengua, comentar los aspectos históricos en Historia, elaborar carteles alusivos en la materia de Educación Plástica, cierto trabajo para el Día del Medio Ambiente en Biología y Geología, etc. Pero la cosa fue degenerando. Como a las charlas fuera del horario lectivo asistía poco alumnado y menos profesorado, estas se trasladaron al horario lectivo con obligación de asistir de todos o parte de los cursos. Se celebraban, no solo charlas, sino un completo programa que incluía la proyección de alguna película o documental, la inevitable manifestación en defensa de esos derechos o en repulsa de esos abusos. A veces se organizaba un festival con actuaciones alusivas al asunto ideadas por los alumnos. En todas las materias se trabajan actividades relacionadas con la conmemoración tengan mucho o poco que ver con el desarrollo de la propia asignatura. Ahora añadamos la celebración del Magosto, la del Carnaval, la de final de cada trimestre con su festival correspondiente y la apoteosis de fin  de curso.


La cosa no acaba ahí. Los alumnos de cualquier grupo, sea 4º de la ESO A o 1º de Bachillerato B irán a visitar, ocupando, a veces, todo el día, al menos, el puerto de Vigo, la fábrica de Citroen, el Ayuntamiento, el Museo Quiñones de León, el Museo del Mar, la playa, las dunas y varios otros ecosistemas, la Universidad el día de puertas abiertas, tres o cuatro películas u obras de teatro en distintos idiomas, la Catedral de Santiago, la Domus, la Casa de las Ciencias y la Casa de los Peces,─estas tres en La Coruña─, el Correlingua y todos los museos de Pontevedra, Santiago y La Coruña. Además participarán o acompañarán a los que participan en dos o tres competiciones deportivas escolares, concursos literarios o científicos y sus correspondientes ceremonias de recogida de premios. De propina, los más espabilados de 4º de ESO irán tres semanas a Inglaterra con el programa de inmersión en inglés llamado PILI del ayuntamiento de Vigo. Y los mejores de 4º y de 1º y 2º de bachillerato participarán en una o varias olimpiadas de Matemáticas, Física, Química, Biología o Geología. En fin.


No hay manera de criticar cada una de las actividades por separado, es la suma de todas lo que causa problema. Al final, en la línea de lo que señala Gregorio Luri, nos pasamos tanto tiempo en lo complementario, sea adoctrinador o no, que no tenemos tiempo para lo que realmente nos va a hacer libres: la formación básica. El problema no es que en la escuela se transmitan ciertos valores. Esos valores son prácticamente los mismos en la LOE (PSOE) que en la LOMCE (PP). En particular, los valores de no discriminación por razón de sexo o identidad sexual y la condena de la violencia, machista, parecen bastante asumidos por la mayor parte de la sociedad. En mi opinión, el problema es la cantidad de tiempo que se dedica a ello en detrimento del tiempo dedicado a aprender a leer y escribir eficazmente.


En resumen, señores del PP, déjense de vetos absurdos a su propia ley y siéntense con los partidos que sostienen al gobierno actual y lleguen a consensuar una nueva ley que sirva realmente para formar ciudadanos en el sentido al que se refiere el señor Luri. Y en cuanto a los valores que debe fomentar, acepten que se trata, básicamente, del respeto a los demás. De paso se puede eliminar el más obvio adoctrinamiento: la asignatura de Religión.